martes, 25 de enero de 2011

EDITORES INDEPENDIENTES IV

Es el turno de platicar con David Ortiz Celestino, el talentoso editor de la revista Los perros del alba

RMS: ¿Qué significa editar en México cuando las estadísticas no reportan un alto índice de lectura en nuestro país?

David Ortiz Celestino: El asunto de editar, de realizar búsquedas de autores, de intentar conseguir patrocinios para subsistir (o resisitir) se ve siempre compensada cuando uno descubre que en nuestro país, quizá hoy más que nunca, hay una proliferación de grandes escritores, de autores muy bien logrados que indudablemente son pretexto suficiente para hacer leer a casi cualquier persona. Aún más gratificante es ver que la literatura -que es el asunto que a mí me interesa- se ha descentralizado de una forma bárbara. Hoy en día no es imperativo categórico ir a la Ciudad de México para saber qué se está haciendo en el país. Sólo es cuestión de echar un vistazo a los demás Estados para convencerse que la la buena literatura no tiene denominación de origen, sino que afortunadamente está acusando muy buena salud en general. En México, el porcentaje de lectura ha tenido un nivel históricamente bajo, sin embargo, pienso que es difícil que disminuya, por el contrario, hay más probabilidad que vaya a la alza ahora que existen medios sumamente eficientes para difundirla. Los instrumentos ahí están, sólo es cuestión de que el editor ponga en juego sus talentos y haga las cosas pertinentes.

RMS: Se dice que las editoriales independientes somos el espacio vital de las letras mexicanas, pero a la vez la labor del editor es muy poco reconocida. ¿A qué atribuyes esta disparidad entre el esfuerzo invertido y la poca retribución que se recibe?

DOC: Posiblemente esta disparidad que señalas sea consecuencia natural de que quien importa al lector es el autor, pues es el visible. La mejor retribución que pueda recibir el editor (además de la económica, por supuesto) es hacer que el o los autores a quienes publica (promociona, si lo vemos desde un aspecto pragmático) sean leídos. La fama, el reconocimiento de un autor, sin duda vienen aparejados con la calidad y el compromiso de su editor y todo el dispositivo que éste hace girar en torno a la producción editorial. Cuando hay fallas en el libro es cuando el editor sale a la luz. El que no se hable o se haga referencia al editor es señal o de que las cosas se hicieron bien o que en definitiva el libro o la revista no valieron la pena. De esos últimos aspectos, a juicio personal, es de los que más deberíamos preocuparnos.

RMS: ¿Cuál es tu perspectiva con respecto a los e-books y el internet? Cómo crees que éstos afecten tu labor como editor?

DOC: Afectan, sí, pero en un sentido positivo. Pienso que si los jóvenes y adolescentes -los más familiarizados con las nuevas tecnologías- logran leer un libro completo en su e-book, aunque sea por novedad, siempre será un gran logro para cualquier editor. El e-book, pese a su alto precio, puede ser de suma utilidad, pues tiene la posibilidad de cargar en él un sinnúmero de libros electrónicos o de archivos que de otra forma sería imposible trasladar. En cuanto a internet pienso que es una herramienta de trabajo ahora insoslayable. Como editor, como gestor y como visor del quehacer literario, tanto los blogs, los podcast, las páginas electrónicas y el Facebook se convierten en una gran ayuda para conocer a los autores que publican así como establecer el contacto, ubicarlos y saber qué escriben. Es difícil prescindir de ellos, sobre todo si tu trabajo depende de establecer lazos profesionales con autores de otros estados y países e investigar qué están aportando a la cultura. Aunque también, y como todo, tiene sus bemoles. Si bien la literatura nacional tiene a muchos y muy buenos autores, también hay una proliferación escandalosa de gente que tiende a escribir de forma indiscriminada textos bastante desafortunados y los sube a sus páginas personales o colectivas, logrando con ello un cúmulo de información que vuelve complicada -que no imposible, aunque casi- la labor editorial. Ahí es donde inicia nuestra verdadero trabajo como editor, que es el de leer, separar, dictaminar y seleccionar, de entre todo, lo bueno y lo mejor

RMS:¿Crees que la web logre desplazar a los libros y las revistas físicas?

DOC: Creo que es un proceso "natural", pero el papel no desaparecerá del todo. La disminución de éste sin duda será de gran ayuda, pues bajará la deforestación indiscriminada y todos los males que conlleva.
Viéndolo del lado más romántico, pienso que siempre existirá esa necesidad sinestésica de tener el libro en físico, de leerlo, de olerlo, de tocarlo, de hojearlo, de manipularlo, de incluirlo como compañero de viaje, de recurrir a él sin el miedo de que se le acabe la batería o se raye la pantalla o que se caiga al piso y ya no sirva. Pienso que nadie está dispuesto a prescindir de este tipo de estímulos.

miércoles, 19 de enero de 2011

EDITORES INEPENDIENTES III

Esta vez conversamos con César Tejeda, el director de la revista Los Suicidas

RM
¿Qué significa editar en México cuando las estadísticas no reportan un alto índice de lectura en nuestro país?

César Tejeda: Hace un par de años tomé el diplomado en edición de libros que imparte el maestro Miguel Ángel Guzmán. En la primera clase, antes de entrar en los aspectos técnicos de la materia, el profesor comentó que en México no existían suficientes lectores porque los editores mexicanos son malos. Cuando escuché aquello mi primera reacción fue dudar: “¿Así que debemos olvidarnos de las políticas culturales casi inexistentes y de las políticas educativas insuficientes? Eso por mencionar sólo algunos de los aspectos que suelen culparse cuando se habla de México y la lectura”. Hoy sigo sin estar de acuerdo con aquella sentencia; la asumo como parcialmente cierta: lo editores tienen sólo parte de la culpa. De todas maneras decidí asumir esa idea en el plano profesional. Culparme, culparnos a todos los editores, me impulsa a trabajar mejor. Editar significa crear lectores.

RMS: Se dice que las editoriales independientes somos el espacio vital de las letras mexicanas pero a la vez, la labor del editor es muy poco reconocida. A qué atribuyes esta disparidad entre el esfuerzo invertido y la poca retribución que se recibe.

CT: Creo que son dos preguntas distintas. O por lo menos en mi experiencia lo son. Por una parte considero que soy lo suficientemente reconocido como editor, aunque también soy mal remunerado: el reconocimiento no implica dinero.

Prefiero no pensar que siempre seré mal remunerado por mi trabajo. Opto por la proyección siguiente: estoy empezando y los sacrificios de hoy representarán beneficios mañana. Tal vez me equivoque, pero no veo la manera en que podría seguir trabajando si todo el tiempo pienso que fracasaré en el plano económico.


RMS: ¿Cual es tu perspectiva con respecto a los e books y el internet? ¿Cómo crees que estos afecten tu labor como editor?

CT: Comencé viéndolo como un problema: mi primer proyecto editorial fue concebido en papel. Pensábamos que Los Suicidas debía ser una revista física antes que nada, incluso antes que literaria. Ahora tenemos una página de Internet compleja y pensamos que el futuro de la editorial está allí. Hay algo que es incuestionable: desde que nos apoyamos en Internet hemos triplicado (cifra conservadora) nuestros lectores y ¿qué editor no vería eso como algo bueno? Empecé defendiendo el papel, ahora defiendo la literatura.

RMS: Se ha especulado mucho sobre el final del papel ¿Crees que la web logre desplazar a los libros y las revistas físicas?

CT: La mayoría de mis amigos pasan más tiempo enfrente de la computadora que enfrene de un libro. Por lo menos, y considerando a la mayoría de mis amigos, los libros y las revistas físicas ya fueron desplazados.

EDITORES INDEPENDIENTES II

Literal continúa con el diálogo recientemente establecido con editores de revistas independientes. En esta ocasión conversamos con Federico de la Vega, director de Separata, revista de pensamiento y ejercicio artístico.
RMS: ¿Qué significa editar en México cuando las estadísticas no reportan un alto índice de lectura en nuestro país?

Federico de la Vega: Mira, edito Separata por fascinación, por la admiración que le tengo a los escritores, por el placer de leer trabajos de creación desde una perspectiva crítica para poder seleccionar y ordenar cada número. Hay en mí una necesidad que atiende al gusto por el oficio. Ese es el primer impulso que me mueve para mantener una publicación mensualmente.
El índice de lectura que mencionas es una situación que ha existido siempre en nuestro país y es consecuencia de la política. México tiene problemas muy graves, que en pleno siglo XXI es una vergüenza reconocer: salud pública, educación, seguridad y fuentes de trabajo principalmente. Mientras no haya una distribución más equitativa de la riqueza, la sociedad no podrá atender a asuntos como la apreciación del arte o la exquisitez de la lectura; la gente está seriamente preocupada por buscar un empleo, en sacar la comida del día y en obtener seguridad social. Un simple ejemplo: el gobierno aparenta que está preocupado por desarrollar programas de promoción a la lectura; piensa que un libro cuesta unos trescientos pesos y que con ese dinero come una familia de cinco integrantes durante unos tres o cuatro días ¿Crees que por lo menos contemplan la idea de leer? ¡Claro que no! Pues bien, más o menos el sesenta por ciento de la población está en esa situación, en la que su única preocupación es sobrevivir. Y ya no hablemos de otros problemas como el acceso a la educación; hay un índice muy alto de individuos que no saben leer. Si verdaderamente el Gobierno estuviera preocupado porque los individuos leyeran, plantearían un proyecto de Estado en donde el objetivo fuera una mejor calidad de vida de los mexicanos, con mejores expectativas y mayores oportunidades no sólo de desarrollo económico sino humano.


RMS: Se dice que las editoriales independientes somos el espacio vital de las letras mexicanas pero a la vez, la labor del editor es muy poco reconocida. ¿A qué atribuyes esta disparidad entre el esfuerzo invertido y la poca retribución que se recibe?

FDV: Creo que la labor de quien publica una revista de Literatura es un compromiso grande, ya que en México contamos con una larga tradición que ha dado revistas de prestigio por la calidad en sus propuestas estéticas y en su visión crítica; muchas veces esas revistas han sido el espacio donde surgieron escritores y artistas que hicieron gran trayectoria. Pienso que los editores quienes nos proponemos mostrar la literatura contemporánea, trabajamos a la sombra de esas grandes revistas y sólo con los años nos daremos cuenta si cumplimos o no. En este sentido, sí creo que las revistas independientes sean ese “espacio vital de las letras mexicanas” que mencionas; pienso que nuestra labor es “buscar” nuevos autores, las propuestas más interesantes que están surgiendo en nuestros días, para que converjan en un contexto político, social, económico y cultural a través de una publicación.
Respecto a que es muy poco reconocida la labor del Editor, te diría que, en lo personal, el reconocimiento viene de los autores que aceptan la invitación a publicar y que quedan agradecidos, y de los lectores que están al pendiente de la revista y se acercan para darnos su opinión. La satisfacción es ver el objeto, mes con mes, con nuestro errores y aciertos, y saber que podemos perfeccionar nuestro trabajo.

RMS: ¿Cuál es tu perspectiva con respecto a los e books y el internet? ¿Cómo crees que éstos afecten tu labor como editor?

FDV: No pienso mucho en esas cosas. Creo que productos como los e books atienden a un mercado que se van creando las grandes industrias para generar en el consumidor nuevas necesidades; ellos están preocupados por generar riqueza económica con el pretexto de hacer la vida más sencilla. Y si piensas que tiramos solamente unos mil doscientos ejemplares de Separata, los cuales distribuimos de mano en mano, te das cuenta de que ni siquiera estamos en el mismo discurso.
Desde luego que esos productos cumplen con una función sensata, como la comunicación o la movilidad de los individuos sin necesidad de limitar sus actividades. Pero, en este sentido, hay dos aspectos a considerar; uno repercute en el asunto de la lectura y el otro en la labor editorial. Con productos como el e book es evidente que el medio de la lectura cambia, pero la labor intelectual es la misma. En cambio, la labor editorial tiene un mercado delimitado por otras características y necesidades, en particular, la de seguir documentando la actividad intelectual de generaciones a través del tiempo, visto el libro como vestigio cultural, independientemente de la oferta y la demanda del mercado.


RMS: Se ha especulado mucho sobre el final del papel. ¿Crees que la web logre desplazar a los libros y las revistas físicas?

FDV: No, no lo creo. Pienso que la web es para distribuir información de manera masiva, para facilitar la comunicación entre las personas. En cambio, los libros y las revistas sirven para dar placer, un placer raro, desde luego. El hombre es un ser de sentidos y siempre tendrá la necesidad de oler el papel, de palparlo, cuando está leyendo; y es que leer Literatura es el acto de reflexionar sobre el hombre mismo, de reconocerse en las diferentes actividades y situaciones que lo caracterizan como ser humano. Creo que el libro es el gran proyecto del hombre.

domingo, 16 de enero de 2011

EDITORES INDEPENDIENTES

A raíz de una reunión convocada por el FONCA, tuvimos la magífica oportunidad de conocer a los editores de las revistas independientes que obtuvieron el apoyo “Edmundo Valadés 2010”. Se discutieron muchos temas en esa reunión, entre los cuales se habló de los territorios agrestes que se transitan al momento de concebir y dar a la luz un proyecto de esta naturaleza.
Literal , a lo largo de los siguientes días, irá platicando con cada uno de ellos y tratar de entender lo que está sucediendo hoy por hoy en las ediciones que no son apoyadas más que por la energía y los ideales del grupo que los produce.
Comenzamos con la revista 3D2 y Metrópolis.

“El Mane” Vargas
Director de la revista 3D2



¿Qué significa editar en México cuando las estadísticas no reportan un alto indice de lectura en nuestro país?

3D2: Editar en México, es una forma simbólica de construcción de conocimiento. Creación que invita a la divulgación de contenidos temáticos y de diferentes corrientes literarias y científicas.

Así pues, el dato que aparece a raíz de la encuesta de los hábitos culturales en México donde se constata una carencia hacia la lectura. Un dato, que como editores nos invita a trabajar en ello.


Se dice que las editoriales independientes somos el espacio vital de las letras mexicanas pero a la vez, la labor del editor es muy poco reconocida. ¿A qué atribuyes esta disparidad entre el esfuerzo invertido y la poca retribución que se recibe?

3D2: La imagen del editor va de la mano al oficio del promotor. Un visionario con capacidad de toma de decisiones, que se divulga y que no. Un oficio, que como tal, carece de un reconocimiento tanto social como académico. Carente de identidad y respeto, el editor pasa a ser un creador, que como tal, trabaja y trabaja, lamentablemente con una retribución mínima en lo económico, se gana en otras formas de capital, cultural, simbólico o de conocimientos.

¿La capacitación en ese sentido es pertinente, configurar y legitimar el campo de acción es una prioridad. Intentos existen, propuestas van emergiendo. Falta mucho, pero se va haciendo algo, paso a pasito.


¿Cuál es tu perspectiva con respecto a los e books y el internet? ¿Cómo crees que estos afecten tu labor como editor?

3D2: Desde el trabajo del Fanzine 3D2 pensamos que no afectan la labor del editor. Al contrario, son otros escenarios de vinculación entre el editor y el lector. Lo importante es la capacidad de creación y adaptación a nuevas plataformas para la difusión de los contenidos. Ahí los espacios digitales abren una perspectiva para más públicos posibles.

Se ha especulado mucho sobre el final del papel, del producto impreso. ¿Crees que la web logre desplazar a los libros y las revistas físicas?

La evolución es pertinente. No sabemos de ejemplos al día de hoy en donde el papel sea desplazado por el espacio digital. Puede ser, puede no ser. Pueden coexistir ambas formas. ¿Será posible? Por ahora, no lo sabemos.

***
Carlos Vicente Castro
Director de la revista Metrópolis


¿Qué significa editar en México cuando las estadísticas no reportan un alto índice de lectura en nuestro país?

Metrópolis: Implica el reto de encontrar vías cada vez más efectivas para promover la lectura.

Se dice que las editoriales independientes somos el espacio vital de las letras mexicanas, pero a la vez la labor del editor es muy poco reconocida. ¿A qué atribuyes esta disparidad entre el esfuerzo invertido y la poca retribución que se recibe?

Metrópolis: La dificultad más grande que afronta el editor es la valoración de su trabajo al interior de su propio medio. Con frecuencia se reconoce más a quienes recaudan directamente el capital y no a los que configuran un proyecto y lo llevan a cabo.

¿Cuál es tu perspectiva con respecto a los e-books e Internet? ¿Cómo crees que afecten tu labor como editor?

Metrópolis: Un buen editor utiliza a su favor las nuevas vías de comunicación.

Se ha especulado mucho sobre el final del papel. ¿Crees que la web logre desplazar a los libros y las revistas físicas?

Metrópolis: Hasta hoy, los medios electrónicos y físicos han sido complementarios: unos llevan a otros. Si por necesidad social desaparecieran los impresos en papel habría que dar gracias por la buena fortuna de los árboles y adecuarse a las nuevas técnicas.

miércoles, 5 de enero de 2011

Los mejores libros de la década según el equipo de Literal

En esta nueva década que comienza, algunos miembros del equipo Literal nos cuestionamos cuáles habían sido los mejores libros publicados entre el 2000 y el 2010. Los resultados aparecen a continuación:

Yvon Grenier
Fictions:
The Human Stain by Philip Roth, (2001).
On Chesil Beach by Ian McEwan, (2007).
El arma en el hombre by Horacio Castellanos Moya, (2001).
La fiesta del Chivo by Mario Vargas Llosa, (2002).
Les bienveillantes by Jonathan Littell, (2006).

Essays:
Poeta con paisaje: ensayos sobre la vida de Octavio Paz
de Guillermo Sheridan, (2004).
Opening Mexico, The Making of a Democracy
by Julia Preston and Samuel Dillon, (2004).
Postwar, A History of Europe since 1945 by Tony Judt,(2005).
History's Locomotive, Revolutions in the Making of the Modern
World
by Martin Malia,(2005).

Biography:
Borges: A Life by Edwin Williamson,(2004).

Maarten Van Delden

Fiction:
Roberto Bolaño, 2666
Francisco Goldman, The Divine Husband
Mario Vargas Llosa, La fiesta del chivo
Heriberto Yépez, A.B.U.R.T.O.
Jorge Volpi, El fin de la locura

Non-fiction:
Pascale Casanova, The World Republic of Letters
Mark Lilla, The Reckless Mind: Intellectuals and Politics
Richard Rodriguez, Brown: The Last Discovery of America
Guillermo Sheridan, Poeta con paisaje: ensayos sobre la vida de Octavio Paz
James Wood, How Fiction Works

David Medina Portillo

Diez libros de poesía mexicana de la última década:

1. Poesía eras tú, de Francisco Hinojosa
2. Santo y seña, de Pura López Colomé
3. Proa, de Julio Trujillo
4. Luz de la materia, de Malva Flores
5. Nadir, de Elsa Cross
6. Muerte en la Rua Augusta, de Tedi López Mills,
7. Erdera, de Gerardo Deniz
8. Si ríe el emperador, de Coral Bracho
9. Historia, de David Huerta
10. Kubla Khan, de Julián Herbert

Diez libros de géneros varios que me parecen excepcionales:

1. De por qué no fui el hombre de la década, de Luis Ignacio Helguera
2. El testigo, de Juan Villoro
3. Así por el estilo, de Joseph Brodsky
4. Los bárbaros, de Alessandro Baricco
5. Errata, de George Steiner
6. Algo va mal, de Tony Judt
7. Pétalos, de Guadalupe Nettel
8. Pudor, de Santiago Roncagliolo
9. Hipotermia, de Álvaro Enrigue
10. Las cinco paradojas de la modernidad, de Antoine Compagnon

Tanya Huntington
The Divine Husband de Anne Carson
Disgrace J. M. Coetzee
Waiting Ha Jin
The Shock Doctrine de Naomi Klein
El último encuentro de Sándor Márai
Kafka on the Shore de Haruki Murakami
Out Stealing Horses de Per Petterson
La fiesta vigilada de Antonio José Ponte
Persépolis de Marjane Satrapi
Visión de paralaje de Slavoj Zizek


Rose Mary Salum


Ensayo:
Contra el fanatismo de Amos Oz
Nobleza de espíritu una idea olvidada de Rob Riemen
Diez posibles razones para la tristeza del pensamiento de Geroge Steiner
Los Bárbaros de Alessandro Baricco
El hombre sin cabeza de Sergio González Rodríguez

Ficción:
Disquiet de Julia Leigh
Interpreter of Maladies de Lumpha Lahiri
Pétalos de Guadalupe Nettel
El jardín de la señora Murakami de Mario Bellatin
Abundancia de Mori Ponsowy

Poesía:
Humos de incendios lejanos de Eduardo Chirinos

Malva Flores

Querida Rose:
Llegué a la conclusión de que cualquier intento por hacer una lista me bloqueaba el cerebro de inmediato. Entonces decidí mandar los nombres que me vinieron a la mente y que escribí en cuanto me lo propusiste. Me parece que ésa es la lista más genuina. No sé si sean los mejores y los que faltan son legión (ya empiezan a bisisear los nombres). Tampoco aparecieron estrictamente el año pasado, pero son los que recordé primero, sin necesidad de meditarlo; es decir: los que en mí permanecen.

Libros de poesía:
Ese espacio, ese jardín, de Coral Bracho
Muerte en la Rúa Augusta, de Tedi López Mills
La sombra y la apariencia, de Andrés Sánchez Robayna

Reediciones:
Historia, de David Huerta

lunes, 3 de enero de 2011

La Salta de Lucrecia Martel

Por Renée Sum Scott (University of North Florida)


Lucrecia Martel nació en la provincia de Salta en el noroeste argentino. Es importante mencionar este dato porque allí localiza sus tres largometrajes: La ciénaga(2001), La niña santa (2005) y La mujer sin cabeza(2008). Por medio de personajes femeninos, que son el eje de acción de sus películas, desmonta una visión idealizada de la sociedad salteña, mostrando sus conflictos y prejuicios. Aunque su obra se inspira en experiencias autobiográficas y locales trata temas universales, lo que ciertamente ha contribuido a su éxito; Martel es la directora más conocida del llamado “nuevo cine argentino”.

Los detallados escenarios interiores contribuyen a subrayar la sensación de desorientación y confinamiento que sienten los personajes. En la descuidada casona en La ciénaga, Mecha, la matriarca de una familia “bien” venida a menos y su prole pasan las horas muertas de la siesta tirados en la cama. El reloj de alarma en la mesa de noche de Mecha marca constantemente las 12:00 porque nadie se molesta en ponerlo en hora. Mientras tanto en su casa de la ciudad Tali, la prima de Mecha, está constantemente tratando de hacerse oír por encima del ruido que viene del bar vecino. En La niña santa, la adolescente Amalia vive con su madre Helena y su tío Eddy en el antiguo hotel Las Termas, que pertenece a la familia. Con su mobiliario pasado de moda y la pintura descarnada de sus habitaciones, el hotel refleja la letargia física y moral en que se encuentran los personajes que conversan de tonterías sin saber qué hacer con su vida.

Vero, en La mujer sin cabeza, cree que ha atropellado a alguien en la carretera. A lo largo de la película se desplaza desconectada de la realidad entre varios espacios. En su casa entra vestida a la ducha, llega a su consultorio de dentista y se sienta en la sala de espera. La tía Lala pasa los días postrada en la cama teniendo apariciones y escuchando voces del más allá. Comenta Josefina, la cuñada de Vero: “En esta familia todos terminan perdiendo la cordura” mostrando el proceso de decadencia que las protagonistas de Martelson incapaces de detener. Mientras que en el cine hollywoodense los teléfonos son un signo opulencia, en los filmes de Martel están asociados al fracaso de la comunicación. Mecha se niega a hablar por teléfono con Mercedes, la antigua amante de su marido. Vero en La mujer sin cabeza tampoco usa el teléfono de su dormitorio. Las sirvientas generalmente realizan las llamadas mostrando hasta qué punto las protagonistas han perdido contacto con lo que ocurre fuera de sus habitaciones y dependen de las mujeres indígenas a quienes por cierto desprecian. En La niña Santa el teléfono tampoco promueve la comunicación entre los personajes. A Helena le disgusta que su ex marido la llame por teléfono y cuando su hermano Freddy finalmente disca el número de su ex esposa en Chile, cuando ésta contesta cuelga el auricular sin hablarle.

Martel se dedica a derrumbar la imagen de la madre abnegada y sacrificada a la que se debe un respeto eterno, tan importante para el catolicismo, sobre todo en los países hispanos. Cuando en La ciénaga la alcohólica Mecha se cae y se hiere el pecho con los trozos de los vidrios de unas copas su hija adolescente Momi (que aún no tiene permiso de conductor) tiene que llevarla al hospital. Su hijo Joaquín ha perdido un ojo cazando, otro ejemplo de negligencia maternal. Como contrapartida Tali es una mujer activa y emprendedora que trata de mantener el orden familiar, una verdadera mamá de las que cuidan y consuelan. No obstante, en la conclusión dramática del filme su hijo de seis años muere al caerse de una escalera cuando ella se distrae. La conservadora madre de Josefina en La niña santa encuentra a su hija en la cama con el primo, lo que nuevamente sitúa al espectador en una especie de cuestionamiento sobre la maternidad. Para aliviarse de un zumbido en los oídos que aumenta y disminuye según la tensión, Helena en La niña santa se encierra en su dormitorio con las persianas bajas, cerrando literal y simbólicamente su conexión con el mundo. Ilusionada con la atención que le presta el Dr. Jano, quien está participando en el congreso de otorrinolaringología quese está realizando en Las Termas, no tiene tiempo de ocuparse de su hija Amalia. En La mujer sin cabeza, Vero está más preocupada por su teñido de pelo que el bienestar de sus hijas. Cuando la tía Lala le dice: “Qué bueno que no tuviste hijos”, en vez de corregirla se queda silenciosa, como si dudara de su propia maternidad.

Otro tema recurrente de las películas es la religión que ocupa un lugar central en la vida diaria de la sociedad salteña. En La ciénaga la Virgen esté presente en la pantalla del televisor y en boca de las mujeres, ya que su figura se ha aparecido arriba de un tanque de agua de la ciudad. En una de las últimas escenas del filme, Momi declara: “Fui donde se apareció la Virgen. No vi nada.” En efecto, estamos frente a una religiosidad vacía que no lleva a los personajes a ninguna reflexión acerca de sus actitudes clasistas y racistas. Mecha abusa de sus sirvientas, a las que se refiere colectivamente como “estos indios”; las acusa de haraganas y ladronas aunque depende completamente de ellas. Cuando el Dr. Jano manosea a Amalia en La niña santa, la inquieta adolescente encuentra su misión en el plan divino: salvarlo del pecado. Mientras tanto su amiga Josefina disfruta de los toqueteos con el primo pero le advierte: “No quiero relaciones premaritales”. En La mujer sin cabeza Vero regala ropa usada y revisa la boca de los escolares, como si estas acciones fueran suficientes para cumplir con el precepto de ayudar al prójimo. Al verla pasar en su coche por las comunidades marginales de la ciudad el espectador queda nuevamente expuesto a esta sociedad conservadora en la que los pudientes blancos y los pobres indígenas interactúan constantemente pero nunca se mezclan.